
El programa pretende ser una especie de consulta psicológica, pero en vez de de un consultorio hay un estudio, en vez de ser en privado te ven millones de personas, en vez de ayudarte se burlan de ti y en vez de psicólogo esta Maricarmen Sobrino. Las personas van al estudio a contar sus problemas y a discutir con su contraparte. Lo gracioso de todo esto, es que cuando Maricarmen deja de bailar alguna canción rara que nadie conoce o algún ritmito pachangoso de nuestra época, los invitados aún guardan la esperanza que se les de alguna alternativa a sus problemas (claro, esto si sobrino aun deja invitados en el estudio, ya que es común que se ponga bravita y los mande al infierno un cuarto de hora después de comenzado el programa).
Pero como es común en nuestro país esta alternativa muy rara vez llega; Así que sigo sin comprender el objetivo del programa, supongo que a muchas personas le gusta oír las historias de mujeres (y de hombres también) que juntaron sus tres churupitos y viajaron a la capital para denunciar a su vecina porque su mata de mango ocupa un tercio del espacio aéreo de su propiedad, además con sus bonitos mangos ensucia una proporción de tierra de su desarreglada pero limpia invasión. Esto en verdad me desagrada muchísimo y a la vez me hace reír de cómo utilizan sutilmente al “pendejo”, el mango es bueno y aquí en Venezuela es muy económico, no se le debería tratar de esa forma tan hostil; muchas personas en Zimbawe desearían comerse un sabroso mango. Creo que esta clara la conclusión del día. Me comeré un mango y continuare con esto luego.
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